Schoenstatt

JMJ Lisboa 2023: reflexiones de mi experiencia

Cientos de miles de jóvenes se reúnen en la JMJ cada cuatro años para celebrar, juntos su fe. Este evento, que fue iniciado por San Juan Pablo II, deja huellas imborrables y se siente como un aire fresco tanto para la Iglesia como para el mundo.

Esta fue mi tercera JMJ, pero llegué con muchas inquietudes. Después de cuatro años de universidad, alejada de mi grupo de Schoenstatt y sin una guía espiritual clara, me sentía sola con mis dudas y angustias. Aunque estudié en una universidad del Opus Dei donde la mayoría eran católicos y al menos un 50% practicantes, me encontraba perdida en mi fe. 

En Lisboa, terminé uniéndome al grupo de jóvenes de Schoenstatt de Costa Rica. Aunque era la mayor del grupo, compartir con ellos, que eran más jóvenes, fue muy especial. Ver su entusiasmo y cómo vivían su fe me recordó a la Meri de 14 años, esa que sin pensarlo dos veces se montaba en un avión hacia la JMJ de Cracovia. La vitalidad de ellos realmente me ayudó a reconectar con mi propia fe.

Otro aspecto de esta JMJ que me marcó profundamente fue la presencia del Papa Francisco. Sus discursos llegaban al corazón con mensajes que parecían diseñados justo para mí. Además, tuve la oportunidad de ver al Papa inesperadamente muchas veces, once en un solo día, incluso caminando por las calles menos transitadas de Lisboa. Cada aparición me impactaba profundamente, como si desde arriba me estuvieran hablando. No creo que ver al Papa tantas veces fuera simplemente casualidad, sino más bien una señal de que estoy en el camino correcto.

Un momento con el Papa que vale la pena resaltar fue durante el discurso de apertura, cuando pasó frente a nuestro grupo en el papamóvil. Su presencia transmitía paz, alegría y confianza. Las palabras del Papa que aún resuenan conmigo son: “Dios te ama como eres, sin maquillaje” y “en la Iglesia entran todos, todos, todos, TODOS”. Estos mensajes de aceptación e inclusión han calado hondo, recordándome el amor incondicional y la acogida que define nuestra fe.

Dicen que el que canta reza dos veces, y esto lo viví plenamente durante la JMJ. Mientras recorríamos las calles de Lisboa, siempre había alguien cantando. Estar rodeada de tanta gente, todos unidos por la misma fe y con el mismo propósito de conectarse con Dios, fue algo impresionante. Conocí a personas de todo el mundo y, aunque las barreras del idioma podían ser un desafío, nos comunicábamos fácilmente con sonrisas, abrazos y gestos amistosos. Esta sensación de comunidad me llenó de fuerza y me animó a nunca más sentir vergüenza por mi fe, sino a defenderla con orgullo.

Como en todas las JMJs, la vigilia del sábado por la noche fue el momento que más disfruté. A pesar del calor del día y de estar en medio de un mar de gente, cantar todas las canciones de Hakuna con un millón de personas fue increíble. La música que acompañó el momento de adoración con el Santísimo, con todos esos jóvenes en silencio y un atardecer espectacular de fondo, fue algo súper especial. Después de la adoración, terminás durmiendo bajo las estrellas rodeado de gente que apenas conocés. Te despertás y ves cómo el sol se refleja en el río, y de fondo suena una música… ¡y resulta que es un padre DJ tocando!

Siento que en esta JMJ pude entender y apreciar todo mucho más. En la primera era muy pequeña, en la segunda fui más por socializar, pero esta vez, mi enfoque fue conectar con Dios y la Mater. Creo que en estos eventos mi fe se renueva, crece, se fortalece y se llena de ilusión para seguir viviendo de manera más auténtica lo que creo. A veces puede parecer que somos pocos, pero al ver a tantos jóvenes de todo el mundo, realmente te inspirás. Todas las JMJs han sido especiales, pero después de haber participado en la JMJ de Lisboa, estoy convencida de que si tenés el corazón abierto y estás dispuesto a meterte de lleno en la experiencia, podés vivir la mayor experiencia de fe de tu vida.

De verdad, si sos joven y te sentís algo perdido en tu fe y tenés la oportunidad de ir a una Jornada Mundial de la Juventud o aprovechar este año de jubileo para ir a Roma, hacelo. Vale totalmente la pena el esfuerzo y el sacrificio. No hace falta decir que uno se lleva recuerdos, amistades e historias para toda la vida.

Y aquí me ven, dos años después, todavía con ganas de compartir mi experiencia con todos los que quieran escucharla.

3 Comments

  • Ileana Montero

    Que belleza Meri, preciosa narración de tu experiencia, me tocó el corazón, te felicito♥️

  • Fabiola Lacayo

    Millones de gracias por este testimonio y cómo padres, estar confiados de la FE que llena los corazones de nuestros jóvenes, el futuro de nuestra Iglesia y nuestro mundo! Te felicito!

  • Que hermoso leerte mi Meri, igual de hermoso que haber vivido esto juntas♥️ Definitivamente sos de los regalos MÁS lindos que Jesús me dio en esa JMJ! Él tiene muchas maneras de hacerse presente en nuestras vidas, y a través tuyo, se hace presente en la mía :) te quiero un montónn!!!

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